Cada mañana, cuando llega el momento de despertar y salir de casa para ir a trabajar, nos damos cuenta de las dificultades y carencias que tiene el transporte público de la ciudad. No importa si se viaja en metro, camión, chimeco o Metrobús, no importa si dejamos de dormir esos cinco minutitos para salir más temprano, o si olvidamos desayunar. El resultado siempre es el mismo. También sabemos que al finalizar la jornada diaria el cansancio es agobiante, el peso de las bolsas que llevamos se siente al doble, las tripas nos rugen y aunque huyamos, el hambre nos alcanza.
Y entonces, recordamos que el trayecto es largo, y nos topamos todo el tiempo con gente apresurada que le vale que al empujar termine por hundirnos las costillas, a otros que arriesgan su vida viajando colgados por los peseros y hasta olvidamos reclamar los arrimones “accidentales” de los que hombres y mujeres somos víctimas. En esos momentos críticos, es quizá cuando todos hemos dicho: Sí, ¡Necesito un auto!
La envidia nos gana cuando nos enteramos que el compañero del cubículo de al lado le está presumiendo al de enfrente su nueva adquisición, un deportivo último modelo, un clásico de colección, un convertible de edición limitada o un chevy de dos puertas y cuatro cilindros. Da lo mismo, él tiene coche y yo sigo viajando como inmigrante en condiciones infrahumanas. Y es la sensación de ansiedad, la que nos lleva a decidir el futuro de nuestra forma de transportarnos y decir: Sí, ¡Me urge un auto!
Tener un automóvil, está asociado con un nivel de vida holgado y confortable, sin embargo, lo que para algunos es un lujo, para otros es una cuestión de integridad física, pues ¿quién no se arriesga viajando en combi? Es por eso que las empresas dedicadas a la venta de coches, han sacado a la luz modelos y variedades ajustables a todos los lujos, necesidades, estilos y presupuestos, lo importante para ellos, es lograr la comodidad de los habitantes de nuestra ciudad.
Y si lo que le preocupa es el daño al ambiente y el excesivo consumo de combustible, deje de estarlo, porque al margen de las marcas, las nuevas tecnologías han avanzado en la sofisticación, ahorro y cuidado de los motores, cada vez son más silenciosos, discretos, potentes, económicos e higiénicos, sin olvidar, claro, la elegancia y belleza exterior que todos deseamos.
En definitiva, lo mejor es tener en mente el tipo de vehículo que necesitamos, con las funciones que nos hagan falta y buscarlo todo, a un costo accesible, para evitar los desajustes financieros. No cabe duda que tener un coche es la solución a muchos problemas de nuestro tiempo, viaje solo, conózcase, relájese, dígale adiós al estrés y la incomodidad, estoy segura que usted y su familia lo merecen.
Diana Delgado
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