Acicaladas, peinadas y hasta perfumadas es como todos los días salen las mujeres para comenzar la jornada, no importa si son amas de casa, estudiantes, obreras o empleadas, siempre ponen algo distinto, sazonan la vida.
Mucho se habla de la igualdad de géneros, que más que igualdad, pienso se refiere a la equidad, a la toma de consciencia de las diferentes necesidades que tenemos tanto hombres como mujeres, al respeto de los modos de pensar y a estar abiertos a creer que todos somos capaces de participar en lo que el corazón nos dicte, sin prejuicios ni barreras.
Si históricamente una actividad ha quedado a merced de los hombres, esa es la milicia. Bajo pretexto del peligro que se corre en los enfrentamientos o de la responsabilidad que de por sí, implica tener una familia, el sexo masculino se ha adueñado de esta tarea. Pero ¿es que las mujeres no podemos tener un papel dinámico dentro de las fuerzas armadas? ¿Será viable instaurar el servicio militar obligatorio en las féminas?
En la actualidad, tener una instrucción militar, es ya una necesidad, debido a que ayuda a reforzar el sentimiento patriótico y coopera en la formación de la disciplina y del orden de los seres humanos. El servicio militar no sólo sirve para dar adiestramiento, también, para que los jóvenes reciban información e instrucción sobre temas de la vida diaria, tal como la legislación militar, los derechos humanos, el cuidado de la salud, la seguridad pública y hasta una que otra clase de manejo y mecánica general que según el refranero popular, a las damas, mucha falta nos haría.
Como en todo, hasta en el Servicio Militar existen mitos y mentiras que primero afectan las ganas de los caballeros para inscribirse y cumplir con un requisito federal, y segundo, que merma la intención de que la mujer entre a servir a su país. La invención más común es la idea de que por estar en servicio van a ser enviadas cual Adelitas, a lugares donde haya conflicto, sin antes pensar, que son la reserva de la reserva militar, y sólo aquellos que ya estén acuartelados, son los dispuestos a la lucha.
Hacer servicio Militar, es una forma de entregar algo de lo mucho que nuestro país nos ha brindado, es estar listos y preparados por sí es necesario y esa gratitud no debe ser propia de los hombres, pues las mujeres, también tenemos ese sentimiento de amor por México y la intención de mejorarlo.
Fomentar la participación de la mujer en el programa de adiestramiento militar, sería una forma de aceptar nuestra existencia en un país en el que todas tenemos sueños, ideales y esperanzas, en el que se acepta que dos piensan mejor que uno y que eso beneficia más al futuro de nuestro país.
Con la imagen de la mujer joven y entusiasta, justo sería buscar la formalización de la participación femenina en los actos militares y oficiales, brindarnos el reconocimiento de nuestros derechos y valores cívicos, así como de las competencias físicas e intelectuales que nos capacitan para enaltecer la imagen de nuestro país, aunado al sentido de responsabilidad y emotividad que históricamente nos ha caracterizado.
Y entonces, ¿Quién dijo que las mujeres no podemos?
Diana Delgado
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